Texto del programa de "Sueño de una noche de verano"

Rebuscando en mi memoria me encuentro en la plazoleta, debajo de la iglesia de San Pedro, colocando bancos junto a mi primo Pablo. Ponemos bancos para la representación teatral que se iniciará dentro de escasos minutos.

Unos años más tarde, y también junto a mi primo Pablo, me encuentro en el colegio Remontival cobrando la entrada para la representación de la obra "Comedia repugnante de una madre". Ya llevamos dos días de función y no me canso de ver en el escenario a los componentes del grupo Kilkarrak interpretando esta obra. Me siento un privilegiado por vivir estos momentos. En mi cabeza resuenan palabras sueltas: "Mierda", "Sí, muy bien", "sentimental" o era ¿"semental"? Cada vez que los focos se iluminan sueño con subirme al escenario para compartir esa ilusión, esa pasión que traspasa el patio de butacas y me sacude como un niño jugando.


Estos recuerdos de mi pre-adolescencia son las primeras pinceladas que me vienen a la memoria de los momentos que he compartido con Kilkarrak. Momentos que me han llevado a amar el teatro, a convertir el teatro en mi oficio.

Comencé colaborando desde fuera (colocando bancos, cobrando la entrada, ayudando a montar la escenografía, como espectador fascinado...), continué colaborando desde dentro (como actor) y ahora vuelvo otra vez a colaborar desde fuera (como director). Para mí ha sido un reencuentro muy emotivo volver a encontrarme en el camino con Kilkarrak y poder montar "Sueño de una noche de verano", una obra muy especial para mí. Todo han sido facilidades y siempre ha primado el buen humor. Entre risas, llantos, sudores, nervios y algún que otro traspiés, hemos llegado hasta el estreno para ofrecer con todo el cariño del mundo esta adaptación de la obra de Shakespeare. Me siento muy agradecido de la confianza que los actores y actrices han depositado en mí y siento que juntos hemos creado este nuestro "Sueño".

Ha sido un lujo dirigir a Kilkarrak y un placer compartir esta experiencia maravillosa del teatro con todas las personas que integran este grupo. Gracias a Ángel, a Elsa, a Yolanda, a Pablo, a Raúl, a Natalia, a Raquel, a Pedro Echávarri, a Cristina, a Carlos, a Javi, a Paola, a Ánder, a Bárbara, a Judith, a Luci, a Amaia, a Maialen, a Pedro Irulegui, a Sergio, a Rafa, a los músicos del grupo Klof: Iñaki, Pantxo, Iker y Egoitz. Gracias por vuestra entrega, por vuestra ilusión, por vuestra pasión, gracias de corazón por compartir conmigo este arte de la interpretación. ¡MUCHA MIERDA!

Ion Barbarin

EL GRUPO

El Taller de Teatro Kilkarrak nace en 1982 como una sección del Colectivo Cultural Almudí, del Ayuntamiento de Estella, aunque pronto se hace autónomo. Comprometido de siempre con la promoción y formación de nuevos valores, se ha caracterizado por la organización de cursos, de Muestras de Teatro; así como otras facetas, como la recreación o la animación teatral: Batalla de Lácar, visitas teatralizadas al Monasterio de Irache y al de Iranzu… Incluso teatro infantil. No es su primera incursión en el teatro clásico: ya  representaron en 1986 a Navarra en el Festival Joven de Teatro Clásico de Almagro. También han participado en otros festivales, como el de Altea, con “Fuera de Quicio”. Su última obra en cartel, la adaptación de una obra argentina a la que ellos titularon “No te enredes, que me enredo.”

EL DIRECTOR
Ion Barbarin es uno de los actores y directores más prolíficos del actual panorama navarro. Dio sus primeros pasos en Estella, antes de ingresar en la Escuela Navarra de Teatro y conocer a personas como Angel Sagüés, también asiduo colaborador de Kilkarrak, que marcaron su trayectoria. Con varias obras en cartel, afronta el reto de encarar un clásico amoldando la idiosincrasia de un grupo tan veterano a su concepto más plástico del teatro.


LA OBRA
En un estado no muy lejano, va a celebrarse la boda de un alto mandatario, en la que interviene una peculiar compañía de cómicos, cuyos ensayos se ven alterados por los enredos amorosos de cuatro jóvenes y el conflicto entre los reyes de las criaturas del bosque. Todo en un ambiente fantástico que nos hace vivir lo que hasta los propios protagonistas toman por un sueño. El sueño de una noche de verano. Donde, al tratarse de una de las obras más amables de Shakespeare, triunfa ante todo el amor.