El grupo teatral de Estella cumple dos décadas, un aniversario que se celebrará con la representación de una obra con María Adánez y Emilio Gutiérrez Caba. - En los más de veinte años desde la fundación del grupo teatral como tal ha representado un total de quince espectáculos. - "Nuestra mayor pesadilla ha sido ir de un lado para otro almacenando las cosas y ensayando" Pedro Echávarri - 'Picnic', de Fernando Arrabal, fue la primera representación. Ahora trabajan en 'Maribel y la extraña familia'. (Fuente: Diario de Noticias)

EL GRUPO 'Kilkarrak' se ha convertido más que en una formación teatral en toda una institución, al menos en Estella y su comarca. En sus veinte años de existencia, con sus buenos y malos momentos, ha representado un total de quince espectáculos. En este año 2003 celebran su aniversario, un cumpleaños para el que hay previstas muchas sorpresas. La primera y más grande de todas, el próximo 17 de abril.

Era una tarde de principios de 1983, el día 8 concretamente. Aquel día nacía como tal el único grupo de teatro en activo de la Ciudad del Ega, Kilkarrak con el estreno de la obra Picnic, de Fernando Arrabal. Por aquel entonces, eran apenas "ocho o nueve" los integrantes de aquel neonato conjunto teatral, pero gente con "intuición, iniciativa y ganas de trabajar", comenta el actual director del grupo, Pedro Echávarri, que no se ha separado de Kilkarrak desde su nacimiento hace ya más de veinte años.

Precisamente en este 2003 se conmemoran las dos décadas de la fundación del grupo, un aniversario para el que ya se han organizado varias actividades.

Quizá la más destacada de ellas sea la representación en Estella de la obra El príncipe y la corista, de la productora Fila 7, y en la que intervienen, entre otros, actores de la talla de María Adánez o Emilio Gutiérrez Caba. La cita será el próximo 17 de abril en los Cines Golem de la ciudad, en lo que se espera sea un día de auténtica fiesta de cumpleaños de un grupo que, gracias al entusiasmo altruista de sus componentes, lleva ya veinte años sin parar de representar obras de toda índole aquí y allá.

Igualmente, en octubre se ha previsto la celebración de una "fiesta" a la que se invitará a "toda la gente que ha formado parte del grupo en todos estos años, además de a los colaboradores, que han sido muchísimos. En total, unas ochenta personas han hecho de Kilkarrak un grupo que hoy en día tiene mucha historia", asegura Echávarri.

Mucha historia y mucho mérito porque aquel grupo nació de las ganas de un grupo de aficionados al mundo teatral que apenas contaba con experiencia y que, ya en 1982, se estrenaba con un pequeño montaje basado en un texto de Woody Allen. "Éramos básicamente gente joven con interés por dar a conocer el teatro en Estella, aunque todavía no éramos un grupo en sí mismo", recuerda el actual director.

"¿Cómo nos llamamos?"

Quizá el primer quebradero de cabeza llegó a la hora de darse a conocer, de engendrar una marca comercial para promocionar al colectivo. "Pensamos en llamarnos algo así como "acto" o "escena" en euskera, pero no quedaba muy convincente. De repente, mientras todos hablábamos, alguien dijo que aquello parecía una 'jaula de grillos', y decidimos algo así como grillo en euskera, que se dice 'kilikarrak'. Tiene cierto sentido, porque los grillos son un poco alborotadores, como el teatro", espetó Echávarri.

Una vez que ya se decidió la nominación del colectivo era la hora de seguir trabajando, si cabe aún con más ganas. Y es que, en estos casi veinte años, Kilkarrak he representado un total de quince espectáculos que van desde la comedia hasta el teatro más clásico, pasando por autores más actuales como Alonso de Santos o Juan José Millas.

Como es obvio también en este largo periodo, el grupo ha vivido momentos buenos y otros, no tanto. Para Echávarri, una auténtica enciclopedia histórica de la formación, los peores tiempos que ha sufrido el grupo surgieron a raíz de un espectáculo "en el que se nos disparó el presupuesto. Tuvimos que organizar un ciclo de teatro que nos sacamos de la manga para paliar ese déficit; sufrimos una fuerte crisis económica".

Amén de aquel percance concreto, uno de los graves problemas para el grupo ha sido el constante cambio de local. "Nuestra pesadilla ha sido el andar de un lado para otro, sobre todo con el material de almacenaje".

Primero utilizaron el local donde, ahora, se ubica la Oficina de Turismo, junto al Museo Gustavo de Maeztu; pero después tuvieron que mudarse a otros locales como la iglesia del Santo Sepulcro, "donde nos entró agua un día"; el Hospital Viejo, donde "recuerdo que nos robaron parte del material de luces, piezas de gran valor -aunque afortunadamente encontraron al ladrón-", fue otro punto de estancia; de allí, el siguiente destino fue una bajera en la calle Astería hasta que, definitivamente, "y esperemos que nos quedemos así", regresaron al Hospital Viejo, donde Kilkarrak comparte espacio con la Banda de Música de Estella.

Pero aquellos negros momentos, que sí consiguieron en alguna medida empañar el desarrollo del grupo, unido a los primeros años en los que "algunos no estaban de acuerdo con la manera de trabajar y abandonaron", fueron sólo una pequeña piedra en el zapato en comparación con todas las satisfacciones extraídas tras más de dos décadas de reconocimiento cultural.

"Todos los trabajos los recuerdo con gran cariño", asevera Echávarri. Sin embargo, la insistencia hace que se decline por dos obras concretas, a pesar de que su grupo está atraído especialmente por la comedia. Una, Comedia repugnante de una madre, fue un espectáculo en el que se combinaba música y teatro que representaron en el año 1994. "Fue un trabajo de mucho nivel, que tuvo muy buena crítica, una obra transgresora y rompedora, aunque quizá la vendimos poco, sólo se representó once veces". La otra es Fuera de quicio, que estuvo en cartelera durante cinco años consecutivos. "Incluso la vio el autor, Alonso de Santos, y le gustó muchísimo".

Presente y futuro

Tras quince obras teatrales, -preparan ya Maribel y la extraña familia-, el grupo sigue en pie y, además, tiene savia nueva, un valor importante para que la formación siga en pie. "La pena es que en los institutos ya no tiene tanta fuerza el teatro. Aunque, una cosa que está clara es que, quien prueba esto, ve cómo se le incrusta como un veneno en la sangre del que no se puede escapar", analiza metafóricamente Echávarri.

Actualmente, son quince los miembros de Kilkarrak, otros tantos colaboradores, y muchos de ellos comenzaron desde el principio, desde su fundación. Así, se integran actores desde los "veintipocos" hasta los "cuarenta y alguno", dice con sorna el director.

Todos ellos son conscientes de las dificultades que muchas veces entraña esta afición que hay que compaginar con el trabajo; pero también es cierto que la gran mayoría acude a cursillos de formación (expresión corporal, interpretación, clown...).

"Creemos que el futuro está asegurado porque entre nosotros hay gente muy buena, que no sólo puede actuar, también dirigir".

Igualmente, Echávarri destaca a ex miembros del grupo "que han llegado muy lejos", como, por ejemplo, Ion Barbarin, Xabier López, Emi Ecay, etc, sin querer olvidarse de nunguno de los que hizo posible el continuo avance de la formación: "Recuerdo a un chico que era de Badajoz, José Antonio Mangut, que estaba haciendo la mili en Estella y nos ayudó muchísimo, pero es que han sido tantos: José Mari Asín, Ignacio Aranguren, Javier Ibáñez", enumera.

El trabajo conjunto de todos ellos ha hecho que aquellos jóvenes emprendedores hayan conformado a día de hoy una realidad con historia, presente y un futuro nada desdeñable a pesar de que, como concluye Echávarri, "es un fenómeno curioso que en Estella exista un grupo de teatro con tan poca gente". Y es que, las ganas y la afición lo son todo porque "nuestra única ambición es la de realizar muchas actuaciones para, con ellas, cubrir los gastos y poder seguir trabajando duro. En el teatro, el 75 por ciento es el trabajo y tan sólo el otro 25 por ciento, las musas".