No faltaron las actividades. El sábado por la mañana se realizó una excursión a Amaiur, donde pudimos visitar el molino. Allí pudimos degustar unos riquísimos talos con chistorra y queso acompañados de sidra ecológica, el molinero nos sorprendió con una clase magistral sobre el arte y la historia de la molienda del maiz, y los mas peques disfrutaron elaborando su propio talo que luego devoraron acompañado de chocolate.

Estaba previsto subir a las ruinas del castillo y ver el famoso monolito, pero la profusión de las explicaciones del molinero hicieron que el tiempo se nos echara encima y tuvimos que regresar a la casa para la hora de la comida.

Por la tarde, después de una buena siesta para digerir los manjares preparados por el cocinero del grupo (acompañados por una rica gaztambera con sabor a kizkilurrin elaborada por la dueña de la casa rural, y un delicioso pastel vasco de la pastelería Malkorra de Elizondo), dimos un tranquilo paseo hasta la preciosa cascada Xorroxin, a poco más de tres kilómetros a pie de la casa. Dicha cascada se encuentra en la regata Iñarbegi, y es uno de los diversos manantiales que forman el río Baztán, que más tarde pasa a denominarse Bidasoa.

Para llegar a la cascada es necesario vadear la regata en un punto, y aunque no llevaba demasiada agua y la corriente era tranquila, alguno estuvo a punto de mojarse más de la cuenta...

Luego, por la noche, seguimos con "emoción" el desarrollo de las votaciones de Eurovisión. ¡Huy, sin haberlo deseado me ha salido un pareado!

A día de hoy, seguimos sin saber demasiado bien por qué narices este año participó Australia.

¡Con lo lejos que queda!